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Las Trampas Ocultas de Mayo

Actualizado: 12 mar 2022



Cuando los romanos nombraron a este mes como Maius, lo hicieron en honor a Maya, diosa de la Primavera y la Floración, cuya naturaleza era exclusivamente romana. Era hija de Fauno (el dios con cuernos y patas de cabra asociado con el dios Pan griego), y no tenía equivalente en la mitología helénica. La elección parece obvia si pensamos que Mayo es el mes central de la Primavera. A Maya se la suele representar con una Cornucopia, y se pedía su favor para la liberación de la esclavitud, la fertilidad femenina y la salud en general; es por eso que la serpiente es otro de sus símbolos consagrados. Recordemos que antes de la asociación hebrea de la serpiente con el Mal, ésta era un símbolo de Renovación y Vida, por ello la Vara de Asclepio o Esculapio -dios patrón de los Médicos- y la Copa de Higía -diosa de la Salud-, símbolos de las profesiones Médica y Farmacéutica, la incorporan en su símbolo.


Si bien Maya no proviene del panteón helénico, esto no significa que fuese una diosa joven; todo lo contrario, sus orígenes son antiguos y originalmente se la llamaba Bona Dea (la Buena Diosa), lo cual claramente es un epíteto, ya que su verdadero Nombre era sólo conocido por aquellas que la adoraban y participaban de sus ritos mistéricos.

Los rituales a Maya eran unos de los más secretos, puesto que sólo eran conocidos y realizados por mujeres en el hogar de la esposa de un magistrado, ayudada por vírgenes vestales que preparaban la habitación adornándola con flores y plantas, excepto el mirto. Este rito se realizaba el 4 de Diciembre, lo cual puede parecernos extraño, hasta que vemos que en ese entonces Diciembre era el mes 10, no el 12, por lo cual según reducción cabalística: 04/10= 4+10 = 14 = 1+4 = 5, que es el número de este mes. Por supuesto, en el calendario estatal romano había otro festejo en el que se la adoraba, más abiertamente, el día primero de Mayo.


Aunque jamás trascendieron los detalles de estos ritos, se sabe que estaban profundamente vinculados al Mito de Maya, en el cual ésta era una esposa amante de su hogar y su familia, hasta que un día probó por curiosidad una botella de vino de su marido (el vino en la Roma primitiva estaba prohibido para las mujeres) y se embriagó profundamente, lo cual desató la furia de su esposo (que en otras versiones es su padre), quien la castigó hasta la muerte con una rama de mirto; luego, arrepentido, le levantó un altar y la consagró como divinidad. Por este motivo, en sus ritos se servía leche con miel, o si se servía vino, no se lo nombraba. Claramente, este era un rito iniciático para las jóvenes romanas, quienes aprendían la triple lección de que el hombre era más fuerte y podía ejercer su fuerza sobre ellas como y cuando quisiera; que la curiosidad no era una buena consejera, especialmente sobre asuntos masculinos; y que aquello que se teme no se nombra. Sin duda, terribles lecciones las tres, pero necesarias para supervivencia de las mujeres en aquella época… aunque sin llegar al polo del Feminismo, no me atrevería a decir que en más de dos mil años hayamos recorrido demasiado trecho al respecto.


Lo simbólico es que el término Maya o Maia existe en varias religiones y mitos. Los griegos, por ejemplo, tenían a Maia, hija del Titán Atlas (quien sostenía el mundo sobre sus hombros) y la ninfa marina Pléyone. Esta Maia Griega era una de las siete Pléyades, ninfas que participaban del cortejo de Artemisa (la romana Diana), hermana melliza de Apolo, diosa de la caza, los terrenos vírgenes y los animales salvajes, la castidad y las doncellas. Sin embargo, estas hermanas debían ser de un encanto irresistible, ya que ninguna pudo mantenerse virgen, y excepto Mérope -quien se casó con un mortal, Sísifo-, todas tuvieron hijos con dioses (por eso su estrella es la que menos brilla en las constelación de las Pléyades). En el caso de Maia, ella era la mayor, la más bella y tímida de las siete, y no pudo mantener su virginidad porque Zeus se enamoró de ella y la poseyó, y fruto de esa relación tuvo al Olímpico Hermes. En este caso, Maia (que en griego significa ‘pequeña madre’), representa la pasividad femenina dominada por el impulso masculino, y fruto de la unión de ambos surgen la astucia y la sagacidad.


En la mitología hindú, Maya (que en sánscrito significa No Es), simboliza a la Ilusión. Maya perpetúa y gobierna la ilusión y el sueño de la dualidad en el mundo de los fenómenos.


Según un mito, Maya es creada por Brahman, la divinidad superior e impersonal de esta religión. No debe confundirse Brahman con Brahma, dios creador que junto con Vishnú (preservación) y Shiva (destrucción), conforman la Trimurti (en sánscrito: tres formas) hindú; Brahman es muy anterior a él. Veamos qué nos dice el mito:


Al principio, no existía nada más que Brahman, y por esa razón estaba muy aburrido. Brahman decidió jugar a un juego, pero no tenía a nadie con quien jugar. De modo que creó a una hermosa diosa, Maya, con el único propósito de divertirse. Una vez que Maya existió y Brahman le explicó el propósito de su existencia, ella le dijo: «De acuerdo, juguemos al juego más maravilloso, pero tú harás lo que yo te diga». Brahman aceptó y, siguiendo las instrucciones de Maya, creó todo el universo. Creó el Sol y las estrellas, la Luna y los planetas. Después, la vida en la Tierra: los animales, los océanos, la atmósfera, todo. Entonces Maya le dijo: «Qué bello es este mundo de ilusión que has creado. Ahora quiero que crees un tipo de animal que sea tan inteligente y goce de tal conciencia que esté capacitado para apreciar tu creación». Finalmente, Brahman creó a los seres humanos, y una vez que acabó con la creación, le preguntó a Maya cuándo iba a empezar el juego. «Lo empezaremos de inmediato», dijo ella. Cogió a Brahman y lo cortó en miles de pedacitos diminutos. Puso un trocito en el interior de cada ser humano y dijo: «¡Ahora empieza el juego! ¡Voy a hacer que olvides quién eres y tendrás que encontrarte a ti mismo!». Así Maya creó el sueño y, hoy, Brahman todavía está intentando recordar quién es.


Vemos entonces como en esta tríada mítica el nombre de Maya invoca los conceptos de Castigo, No Nombrar la Falla (lo que nos hace Caer, como a Maya le ocurrió con el Vino), Satisfacer la Demanda del Otro (ser Presa dócil del deseo del Depredador de turno, como el caso de la Pléyade Maia con Zeus), y a través de la Ilusión (en el concepto de engaño) y el Imaginario, Fragmentar nuestra Esencia Divina, Divergiendo y ‘Olvidando’ quiénes Somos y Para Qué Vinimos.


No se trata de que este sea un mes sufrido ni de desgracias, ni nada de eso. Se trata de que es un mes donde nuestro Yo o Ego estará más desenfrenado, más libre y con más fuerza, y por lo tanto si no lo Bloqueamos, la realidad que Experimentemos estará determinada por nuestra Programación en lugar de por nuestro Deseo como Sujeto.


Podremos pasarla genial a los ojos de cualquier espectador, pero detrás del telón todos los proyectos y situaciones que hayamos estado generando y planificando desde nuestro Sujeto en meses anteriores, desde nuestra divinidad, estarán freezados… lo cual es una excelente expresión, considerando que el Calor es Aporte de Energía y el Frío es la Extracción de esa Energía, y sabemos que el hielo convierte en frágiles los materiales más duros... imagina lo que hace entonces con tus Proyectos!


Es Vital entonces, en este mes, estar Atentos y Despiertos ante las situaciones que intentarán presentársenos y manifestarse, pues en su mismo nombre, está inscripto el lema que intentará instalarse estos días: Mayo.. s Yo.


Les envío un Gran Abrazo, y hasta el próximo Artículo!


 
 
 

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