El Mes de Abril y la Energía Sexual
- Leo En PHI
- 17 abr 2017
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 12 mar 2022

Encerrado en el nombre de este Mes, Abril, se encuentra la palabra griega aphrós ('espuma') a través de la forma aphrilis. Según otra vertiente, proviene del verbo latino aperire, que significa abrir, relacionado con la primavera -el cual en el hemisferio septentrional acontece en este mes-, período en el que se abren los capullos de las flores.
La espuma en la mitología griega nos dirige indefectiblemente al nacimiento de Afrodita, diosa griega del amor, cuyo nombre literalmente significa ‘la nacida de la espuma’, escena que ha sido inmortalizada en obras de arte desde hace siglos. Según el mito, esta diosa nace de una forma muy poco convencional: cuando Cronos (dios del Tiempo y padre de Zeus, aunque eso ocurre más tarde) se rebela contra su tiránico padre Urano (dios del Cielo) a instancias de su madre Gea (la Tierra), y lo castra con una hoz adiamantina que ella misma le entrega en mano con ese fin; los genitales de Urano caen y hacen contacto con el Mar, formando una gran espuma que toma la forma de una mujer hermosísima, a la cual ningún hombre podía mirar sin que su corazón (por así decir) se hinche de pasión por ella: Afrodita.
Afrodita es, entonces, anterior a Zeus y a la mayoría de los demás dioses que luego a su vez repetirían la historia y destronarían a Cronos quedándose con el Olimpo. Este hecho marca que sus orígenes provienen de sincretismos -algo así como asociaciones o equivalencias entre dioses de distintos cultos que se daban tras conquistas o expansiones culturales- con otras diosas muy anteriores, como la fenicia Astarté, la sumeria Inanna, la asiria Ishtar y la cananea Astarot. Ninguna de ellas eran diosas del amor romántico, sino que su poder estaba en la fertilidad y el deseo sexual, en ocasiones incluso se mostraban indolentes y estaban asociadas a otro asunto íntimamente ligado a esta energía: la guerra. Recordemos que la misma Afrodita es la que seduce a Paris para que la elija como la más bella de las diosas a cambio del corazón de Helena, lo cual desencadena ni más ni menos que la Guerra de Troya. Luego los griegos intentaron separar estos dos aspectos e indicaron que había una Afrodita llamada Afrodita Urania (“celestial”, producto de la castración de Urano), que rige el amor puro, la aleación del cuerpo y el alma; y otra Afrodita llamada Afrodita Pandemos que es hija de Zeus y Dione -una diosa de la Tierra-, que rige el amor carnal, o mejor dicho aún, el deseo sexual… textualmente, Afrodita Pandemos significa “la Afrodita del pueblo”. Esta separación tiene que ver con una revisión moral de los mitos helénicos, y la diferencia entre ambas puede apreciarse en la obra El Banquete, de Platón.
Además del mito encriptado en su nombre, astrológicamente veinte de los días de Abril están bajo la influencia del signo de Aries, un signo de Fuego que representa la virilidad, la vitalidad y la puesta en acción, generalmente de manera espontánea a través del impulso. Como si esto fuese poco, Aries está regido por Marte, dios romano de la Guerra, equivalente al griego Ares, que se refleja en su irascibilidad y la rapidez con que se presta a entrar en batalla. Todo esto es un cóctel que combina perfectamente las dos vertientes de la energía sexual: el deseo y la pasión, con la guerra; ambos, atributos de todas las diosas mesopotámicas y de Oriente Medio de las cuales proviene Afrodita originalmente.
Lo primero que debemos hacer es aclarar que Energía Sexual no es lo mismo que Sexualidad. Mientras que esta última es una manifestación de la primera, orientada al mundo de las preferencias particulares de cada individuo y a cómo vivirlas en la intimidad, la Energía Sexual es muchísimo más sutil y poderosa, puesto que está enraizada en el Deseo, lo que mueve al Hombre y es capaz de arrojarlo Más Allá de su Círculo de Confort, latente y vigente en su Poder como Ser Creador. En palabras de Carl Gustav Jung: “La energía sexual es la energía creativa que mueve la vida, nuestra voluntad y deseos”. Es la bioenergía de la Vida, y sí, está presente aún en aquellas plantas que no se reproducen sexualmente, puesto que habita en la Magia de la Potencialidad que tiene una espora o incluso un gajo, por ejemplo, para desarrollar todo un nuevo individuo a partir de ella. Es Creación y es Movimiento.
Ahora bien: existe, como en todo, otra cara de esta misma moneda: la Ira, el Enojo... y la Guerra. Cuando la diosa es ignorada o rechazada, cuando se reprimen las pasiones y no se las canaliza adecuadamente de forma positiva, surge este lado oscuro de Afrodita, mejor ejemplificado en Ishtar o Inanna: la diosa implacable, dueña de una insaciable sed de sangre. Los griegos inmortalizaron esto en la pasión clandestina que Afrodita tenía con Ares, dios de la Guerra (llamado Marte por los romanos… lo cual ejemplifica y se anuda perfectamente con lo que vimos respecto a Aries y ese planeta), incluso después de haber sido desposada contra su voluntad con Hefesto, el poco agraciado hijo de Zeus. Esta historia no terminó bien, ya que el denostado esposo los sorprendió in fraganti y los exhibió en una red para avergonzarlos frente a los demás dioses, aunque lo único que logró es que alabaran la belleza de su mujer y envidiaran el lugar de Ares en la escena. Más allá de eso, este carácter ilícito e irrefrenable en la unión entre el deseo sexual y la guerra, habita en el hecho de que así como esta energía Crea y Construye, así mismo puede convertirse en una gran fuerza de enorme poder destructivo... si no se administra adecuadamente.
Existen dos cartas en el Tarot en PHI que se anudan a los aspectos que aquí estamos desarrollando sobre la Energía Sexual: una de ellas es la XV - El Inframundo (también llamada El Diablo en otras barajas), la cual nos habla (aunque nos circunspecto a este tema) de todo ese océano reprimido por nuestra educación formal que existe debajo de nuestra Consciencia, tras las puertas que custodia celosamente Cerbero, el perro de tres cabezas, apostado allí para asegurarse que nadie jamás entre sin permiso a esas orillas del Hades; y cuando digo “nadie”, la primer “persona” a quien se le prohíbe la entrada es en general a Uno Mismo. El gran Problema con esta carta es que a pesar de que el Guardián cumpla a la perfección con su custodia, él está allí para prohibir el ingreso… y no para impedir que lo que hay detrás de esas puertas salga y se manifieste veladamente en nuestra vida cotidiana. Por supuesto, no es lo mismo la sombra de una hoja que la de todo un árbol, pero este es en líneas generales el mensaje que suele ofrecer esta carta al consultante.
La segunda carta, en cambio, nos habla del aspecto positivo de esta Energía Sexual, bien canalizada, y es la carta número VIII del Tarot en PHI, llamada ni más ni menos que la Fuerza. En su lámina se observa a una doncella guerrera que está de pie junto a un rugiente y enorme león, completamente bajo su dominio, aunque no es ésta la palabra que mejor expresa esta relación. El contraste entre la fiera y la muchacha demuestra una confianza absoluta, basada en una íntima armonía. Podríamos decir que esta doncella es la diosa, en pleno control sobre el instinto sexual, al punto que ya ni siquiera es apropiada la palabra control, puesto que en realidad su Voluntad y la del león son Una sola. Esta es la Fuerza verdadera, no la que proviene de músculos y esfuerzos físicos, sino la que predica el poeta Decimus Iunius Iuvenalis, conocido también como Juvenal, cuando en su plegaria a los dioses dice “Mens Sana in Corpore Sano” (Una mente sana en un cuerpo sano):
«orandum est ut sit mens sana in corpore sano. »
Se debe orar a los dioses que nos concedan una mente sana en un cuerpo sano.
«fortem posce animum mortis terrore carentem, »
Pedir un alma fuerte que carezca de miedo a la muerte.
«qui spatium vitae extremum inter munera ponat naturae, »
Que considere el espacio de vida restante entre los regalos de la naturaleza.
«qui ferre queat quoscumque labores,»
Que pueda soportar cualquier clase de esfuerzos
«nesciat irasci, cupiat nihil»
Que no sepa de ira, y esté libre de deseos
«et potiores Herculis aerumnas credat saevosque labores et venere et cenis et pluma Sardanapalli.»
Y crea que las adversidades y los terribles trabajos de Hércules son mejores que las satisfacciones, la fastuosa cena y la placentera cama de plumas de Sardanápalo.
«monstro quod ipse tibi possis dare; semita certe tranquillae per uirtutem patet unica vitae.»
Te muestro lo que tú mismo puedes darte, con certeza que la virtud es la única senda para una vida tranquila.
Considero necesario remarcar que cuando Juvenal habla de estar ‘libre de deseos’, o nos advierte sobre “la vida de Sardanápalo” -un rey asirio representado por los antiguos griegos como un sátrapa apegado a los lujos y placeres sensuales-, no nos está aconsejando (como luego fue interpretado por la moral cristiana) desistir de nuestra sexualidad ni de los placeres de la vida. Precisamente, a lo que nos invita este poeta latino es a ser LIBRES de nuestro deseo, lo cual implica que antes de eso éramos sus esclavos; ello requiere un Trabajo constante, Direccionalidad, Atención; hacer como esta diosa en la octava carta del Tarot en PHI y empoderarnos de nuestros instintos: Dirigir todo el Poder de nuestra Líbido, fundando en nosotros el verdadero Deseo. Esa es la Virtud que nos asegura una vida tranquila, en paz con nosotros mismos y con nuestro prójimo, sin renunciar a Generar en nosotros Aquello que elegimos Crear para ser Felices.
El cuarto mes de nuestro calendario actual se nos revela entonces, ante nuestro Inconsciente Colectivo, cargado con todo el Poder Creativo y Generador de la Energía Sexual.
Que este Abril te encuentre Despierto y Pleno, con tu León custodiando tu diestra, mientras canalizas esa Fuerza en lo que tu propio Sujeto se ha propuesto Generar!
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