La Vergüenza y Las Reinas del Tarot en PHI

De todos los sentimientos humanos que podríamos calificar como tóxicos, la Vergüenza es, definitivamente, uno de los más dañinos… y de los más presentes en todas las personas, independientemente de su credo, raza, edad, cultura, sexo o cualquier otro determinante que se nos ocurra. Podríamos asegurar que no hay persona en su sano juicio que no haya sentido alguna vez esa sensación de inadecuación, exposición, discordancia con el mundo e incluso humillación que llamamos Vergüenza. Podríamos intentar definir a la Vergüenza como el monstruo que habita entre los que Soy y lo que siento que Debería Ser. Este “Debería Ser” tiene por supuesto tanto tintes personales producto de nuestras experiencias de vida particulares, como Mandatos, Normas Sociales, Proyectos Familiares y demás condimentos provenientes del exterior, de ese entorno que nos rodea. Y, por otro lado, podríamos cambiar en esa definición el verbo “ser” por cualquiera de los siguientes: Sentir, Estar, Hacer, Amar, Odiar, Ver, Escuchar… En inglés, gracias a los verbos auxiliares, inexistentes en el español, es más fácil expresar y reformular esta idea: es lo que habita entre el Do y el Should. Una de las características que la hacen tan nociva es que el hecho de trabajar sobre ella, de ahondar y bucear profundo en nuestro Inconsciente hasta finalmente detectar cuál es la Raíz en la que está injertada este fenómeno, no nos brinda, a diferencia de otros mecanismos como por ejemplo la Culpa o la Envidia, un efecto liberador: Hablar de nuestra Vergüenza... nos Da Vergüenza, lo cual hace más difícil aún combatirla y tratarla de manera efectiva, o lo que es lo mismo, de forma más abierta. Los griegos tenían una diosa en su Panteón a quien vinculaban con la vergüenza; pero hay una Diferencia importantísima: Aidos (que es el nombre de esta deidad) representaba la sensación que embarga al hombre recto cuando sus acciones no cuadran con la moral o con la justicia divina. Por ejemplo: Aidos podría adueñarse del corazón del adinerado hijo de un comerciante vestido con ricas ropas que se encuentra de pronto rodeado de personas hambrientas vestidas con harapos. No se trata de que “esté mal ser rico”: se trata de que el joven entiende en ese momento (sobre todo Considerando la idiosincracia griega) que lo que lo hace diferente a esos otros seres humanos le fue dado, no es fruto de su esfuerzo ni de sus obras, y por lo tanto, moralmente no es merecedor de esa buena fortuna, sino que fue simplemente suerte. Esta “vergüenza positiva” está asignada a la misma diosa que encarna a la dignidad humana, y no es casual que Aidos sea hija precisamente de Prometeo. Ahora bien: la “otra” vergüenza, aquella que es capaz de dominar el corazón del más racional de los hombres, no tenía dios o diosa alguno que la represente. Quizás la razón de esta ausencia (siendo que otros fenómenos o sentimientos negativos sí fueron convertidos en los atributos divinos de otras deidades, como el Caos, el Miedo, la Discordia, la Ira, etc.), se deba a que la Vergüenza de la que estamos hablando en este artículo, lejos de la de Aidos, sea algo que se Oculta. Ni siquiera se Nombra, porque siquiera rozar el tema ya activa todo un sinfín de reacciones que derivan en esa sensación paralizante que nos domina por completo y nos hacen vivenciar casi literalmente esa frase que dice: “Tierra Trágame!”. Ahora bien: aunque prácticamente todos sintamos vergüenza de algo, no todos la manejamos de la misma manera. Y aquí entran en juego las Reinas del Tarot en PHI. Las Reinas en el Ajedrez son la pieza más poderosa del tablero, y la segunda más importante sólo después del Rey. Encarnan precisamente el aspecto femenino del Rey, pero más parecido al de Ishtar o Astarté que al de Isis o Afrodita. Y por increíble que parezca, se refieren a nuestras actitudes tanto cuando nos sentimos atacados como cuando nos sentimos amados. La Reina Blanca, cuyo Arcano de Guerra se llama “Culpa y Deuda”, nos muestra por ejemplo -anudándolo a la Vergüenza- a aquella persona que “de eso mejor no hablar”, ya que siente que exponerse ella implica exponer a todo el Clan, y entonces “su” vergüenza se transpolaría a los demás… en otras palabras: ella siente que Hablar de “eso” la convierte a Ella en “la Vergüenza de Todos”; realiza un proceso en su inconsciente en la cual pasa de ser la víctima de esa sensación, a encarnarse en el motivo de vergüenza de su propio Clan… algo que va contra la Ley del Ejército Blanco. La Reina Negra, por el contrario, no tendría ningún problema en Hablar si ello implica un contratiempo para otros. Para ella, cuyo Arcano de Guerra se denomina “Autoconservación”, todo lo que es ajeno a sí misma es una Amenaza y debe ser arrojado al otro lado de ese cerco espinoso con el que vive rodeada y a través del cual intenta sentirse a salvo.El Gran Problema aquí radica en que el nudo de esa Vergüenza está dentro suyo. Nunca sentimos vergüenza por el acto o la palabra de un Otro; incluso la famosa “vergüenza ajena¨ no es más que una identificación con otra persona y sentimos en nosotros esa sensación porque nos “creemos” autores de ese Acto. Pero Siempre la Vergüenza la sentimos por algo que Hacemos, Decimos o Sentimos nosotros, individualmente. Por esta razón, la Reina Negra, aunque debido a un Desde Dónde totalmente distinto al de su contrapartida Blanca, termina actuando lo mismo: el Silencio. Como mucho, si puede, se aislará más aún, se volverá más huraña, introvertida (y agresiva), con el afán de proteger el Secreto que “Nadie Debe Saber Acerca de Mí”. Finalmente, tenemos a la Reina Roja del Tarot en PHI, cuyo Arcano de Guerra se denomina “Autorreconocimiento”. Lo primero que nos sugiere entender esta Reina es que NO SOMOS PERFECTOS, no nacimos siéndolo, y por lo tanto es perfectamente consciente de ese Agujero que hay en su pecho, eso que hace que se Reconozca como Incompleta. Pero tampoco se queda en la Contemplación y la comodidad intelectual de Verlo y Nombrarlo: utiliza todo el Poder que tiene como Reina en su Tablero para Dirigirse a Mejorar y Evolucionar, y la Única forma de hacerlo es Trascender lo que nos Inmoviliza, Superar nuestro Borde. Voy a cerrar este Artículo con un ejemplo Implicativo: soy una persona con un eneagrama 1 muy marcado: perfeccionista, excelente para los Inicios y con la fuerza de un titán para comenzar casi cualquier cosa… pero el propio perfeccionismo me lleva a que después de un tiempo me Aburra o me Abrume (porque las cosas “no están como deberían estar” o “no son como deberían ser”), y finalmente me permita Borrarme de la situación. Mi Adonde de Guerrero, por lo tanto, es Estar Presente, especialmente en los Cierres. Precisamente estos días estoy por cumplir 43 años (un 7 según reducción cabalística, lo cual lo ubica como uno de mis Números de Poder), por lo cual es mi Deseo Festejarlo Desde Enseñanza, pero al momento de decidir el lugar, miré mi casa y automáticamente la descarté debido a que no estaba en las condiciones que debía estar. En otras palabras: sentí vergüenza de mostrarla ante mis Aliados. La Casa tiene una gran carga Simbólica para nuestro Inconsciente; no se trata simplemente de las cuatro paredes y un techo dentro y bajo del cual vivimos. Claramente se jugó en mí la carta de la Reina Blanca, ya que aunque no esté explícito, lo que estaba en juego era la Imagen del Clan, y tomar la simple decisión de alquilar un salón hubiera “resuelto” el problema que me amenazó a mi Yo. Es a través de un Arranque Bifásico que realizo un Acto a través del cual transmuto esa energía en la de la Reina Roja, reconociendo lo que Falta en mi Hogar, sí, pero también todo lo Logrado, todo Aquello por lo que trabajé y Conseguí con el fruto de mi esfuerzo. Con este Artículo, Nombrando mi Vergüenza ante Ustedes, queridos Lectores, me Habilito a Realizar el Festejo de mi Cumpleaños número 43 con la Enseñanza como Desde Dónde. Cuando lo Celebre en Mi Casa, en la Grata e Invaluable Compañía de mi Familia y Aliados, estaré Dando Respuesta desde lo Simbólico, lo Energético y lo Real a la programación instaurada en mi Inconsciente.

Brindo por eso!